
Hace tiempo que considero la llegada de la primavera como sinónimo de San Isidro. Sus flores, su alegría, sus colores. Por suerte, esto no se resume en un día, ni siquiera en un fin de semana. En mi caso, es casi toda una vida, pues he tenido la suerte de participar en estas fiestas desde muy pequeña. Sin embargo, este año cambió a una perspectiva completamente diferente y que me llena de orgullo: ser reina. Este año crecen, por lo tanto, el esfuerzo y el trabajo, y con ellos la intensidad y también la sonrisa. Nada de esto sería posible sin el apoyo de mi familia, sin el compartir de estas fiestas con mi peña El Charco. Nada sería posible sin mucha gente que trabaja en silencio para que esto sea lo que es.